Desde que nacemos, una de nuestras principales fuentes de energía y nutrición proviene de la leche materna, uno de los elementos más importantes en este alimento es la lactosa (compuesto por glucosa y galactosa), estos dos azúcares simples, el cuerpo lo convierte en energía gracias a una enzima, denominada LACTASA.

La LACTASA es la última en aparecer y madurar cuando el bebe está a punto de nacer, ejerce su máxima actividad durante la lactancia, a medida que los niños remplazan la leche con otros alimentos, la producción de lactasa generalmente disminuye, pero permanece suficientemente alta para digerir la cantidad de lácteos contenida en la dieta de cualquier adulto. Sin embargo, a medida que vamos envejeciendo el intestino declina la producción de esta ENZIMA, cuando no hay suficiente LACTASA para digerir la cantidad de LACTOSA consumida, decimos que somos INTOLERANTES A LA LACTOSA.

Los síntomas más comunes son:

1. Náuseas
2. Calambres
3. Inflamación
4. Gases
5. Diarrea

Estos posibles síntomas pueden diagnosticarse acudiendo al especialista para que pueda realizar algunos exámenes clínicos, el más común es la prueba de tolerancia a la lactosa, la cual valora la reacción corporal a una dosis de lactosa. Otro examen es la prueba de hidrógeno de aliento; Este examen también requiere consumir una bebida con niveles elevados de lactosa. El médico luego mide la cantidad de hidrógeno en el aliento.

Ser INTOLERANTE A LA LACTOSA, puede tratarse con una dieta adecuada y capsulas que pueden ayudarte a mantener bajos no solo los niveles de lactosa, sino las proteínas y grasas de la leche.

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